Los síntomas clásicos de la tuberculosis son una tos
crónica, con esputo sanguinolento, fiebre, sudores nocturnos, cansancio intenso,
malestar general y pérdida de peso. La infección de otros órganos causa una
amplia variedad de síntomas.
No obstante, en ocasiones no aparece ningún síntoma.
En los niños es particularmente difícil diagnosticar esta
enfermedad.
El diagnostico de la tuberculosis sigue dependiendo de la
baciloscopia del esputo para diagnosticar la tuberculosis. En esta técnica,
técnicos de laboratorio debidamente capacitados examinan bajo el microscopio
muestras de esputo para ver si contienen bacilos tuberculosos. De este modo se
puede establecer el diagnóstico de tuberculosis en un día; sin embargo, con
esta técnica no se detectan muchos casos de formas menos infecciosas de la
enfermedad.
Además se utiliza pruebas de radiología (habitualmente
radiografías torácicas), una prueba de la tuberculina cutánea y análisis de
sangre.
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